por Sandra Oseguera
En el libro MEA CULPA y en audiencias públicas del 28 de julio, 4 de agosto y 22 de septiembre de 1999, el Papa Juan Pablo II reconoció públicamente que la Iglesia Católica se desvió del Evangelio en “algunas ocasiones”, y pidió perdón por más de veinticinco errores históricos.
Entre los errores reconocidos están:
Por haber condenado a Galileo por afirmar que la Tierra no era el centro del Universo. Galileo es un personaje sobresaliente/popular en la historia universal, a este punto faltaría agregar las incontables víctimas, cuyas ideas son al día de hoy valiosísimas aportaciones, pero que en su momento fueron motivo para ser juzgados, hostilizados, torturados y asesinados por la Iglesia a través de diversos medios totalmente inhumanos, como ejemplo Giordano Bruno pero eso sí, que quede bien claro que hay que amar al prójimo más que a uno mismo, según la propia Iglesia (si como no).
Haber expulsado de la Iglesia Católica al sacerdote Martín Lutero, porque se opuso a que se hiciera negocio con la fe de los fieles, como por ejemplo que tuvieran que pagar las misas. ¿Qué diría hoy Martín Lutero al ver semejante negociazo que siguen haciendo? En 1510, la Iglesia Católica pasaba por dificultades financieras provocadas por la costosa construcción de la Basílica de San Pedro, en Roma. Para conseguir dinero, los líderes eclesiásticos introdujeron la venta de indulgencias. El perdón de los pecados se podría lograr de dos formas: o bien obrando de forma correcta, o bien pagando a la Iglesia, es decir comprando su entrada al cielo, como boleto de cine. El precio del perdón de los pecados se fijaba de acuerdo a los ingresos, e incluso los que habían muerto podían ser rescatados de las llamas del infierno si sus parientes pagaban la cuota que se les asignaba. Así nació la Reforma protestante. Al publicar Lutero 95 tesis que contradecían la manipulación de la Iglesia. “Si no estás conmigo estás contra mí”. Lutero fue expulsado.
Haber permitido las cruzadas para atacar a los árabes y recuperar los lugares sagrados.
Haber creado la Inquisición, unos tribunales establecidos en la Edad Media dizque para descubrir y castigar con torturas terribles a los supuestos herejes, brujos y poseídos de espíritus, violando los derechos humanos y la libertad de conciencia, llegando al extremo de procesar a personas inocentes y buenas.
Con respecto a los exorcismos, Juan Pablo II ordenó a las Iglesias recoger los libros sobre dicho tema, por considerar que muchas de las personas tratadas como endemoniadas lo que realmente necesitaban era un tratamiento psicológico.
Juan Pablo II también afirmó que el cielo, el infierno y el purgatorio no existen como lugares físicos a los que podamos ser llevados, sino que son simples metáforas o figuras para expresar estados del alma.
Esto lleva implícito el reconocimiento de que no se debe creer más en el dogma de la Asunción de María (creado en 1950), según el cual la madre de Jesús subió en cuerpo y alma al cielo y que tampoco se debe creer en la existencia del diablo, supuesto amo del infierno. Dijo que algunos textos bíblicos son narraciones alegóricas que no deben ser interpretadas al pie de la letra.
Juan Pablo II también admitió la posibilidad de vida en otros planetas, hipótesis que la Iglesia siempre negó.
Sin duda alguna Juan PABLO II arriesgó bastante el negocio al hacer públicas semejantes afirmaciones, sin embargo cometió un error gigantesco, que no puede pasar desapercibido, haber sido protector y defensor del sacerdote Marcial Maciel.
Marcial Maciel fue un sacerdote mexicano fundador de los (millonarios de Cristo), Legionarios de Cristo. Nacido en Cotija de la Paz Michoacán en 1920 y murió en 2008. Marcial Maciel soñaba con ser proclamado santo universal...Tuvo actos homosexuales y actos sexuales con menores desde la década de 1940, tuvo al menos seis hijos y varias identidades. El Vaticano fue informado desde 1948 que Marcial abusaba de niños, era adicto a la heroína y su supuesto apostolado estaba fundado en mentiras. Los documentos muestran que la Santa Sede “estaba bien enterada del abuso de drogas por parte de Maciel, de sus abusos sexuales y las irregularidades financieras desde 1956, cuando ordenó una investigación inicial y lo suspendió dos años para curarse de una adicción a la heroína”. En los aposentos de Marcial Maciel no faltó un exorcista para asegurarse de que el alma del padre no estaba tomada por algún espíritu demoníaco. ¿Por qué? Hacía más de dos años que el fundador parecía haber perdido la fe. No iba a misa, no rezaba… Los legionarios que lo cuidaban llegaron a comprobar que sentía «repulsión por la religión». Y aversión a los objetos religiosos. Pero que todo esto no sea motivo de alarma al fin de cuentas, murió sin confesarse. Por lo tanto no está en el cielo. (Desde el punto de vista de la Iglesia)
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