por Liss González
En el capítulo relativo a la independencia de México, se refiere a las famosas tertulias que se realizaban en Michoacán, Querétaro y diversos pueblos del centro del país, donde el pensamiento masónico progresista daba rumbo a los grupos reunidos en proceso de organización de la lucha por la independencia de México. Las grandes logias de la masonería progresista que trabajaban durante la primera década del siglo XIX en Querétaro, San Miguel, Celaya, Guanajuato, San Felipe, San Luis Potosí y la de la Ciudad de México, elaboraron un plan de acción para la lucha por la independencia.
No estaban de acuerdo en pertenecer a Francia, dada la ocupación francesa sobre España lograda por Napoleón. Por su parte el Hno. Rodolfo Gallardo González, escribe:
“Aquí aparece un personaje singular, el ideólogo más original de la insurgencia mexicana, Don Servando Teresa de Mier, que conjuntamente con Carlos María de Bustamante, logró fusionar una ideología nacionalista". La historia registra una lenta transformación del patriotismo clerical, preocupado por Quetzalcóatl y la guadalupana, en Nacionalismo. Los exitosos comandantes en jefe de la Insurgencia Mexicana, el Mason Miguel Hidalgo y el Mason José María Morelos y muchos de sus lugartenientes eran sacerdotes.
El Hno. Hidalgo enarboló deliberadamente el estandarte de la guadalupana para atraer al populacho, y su horda desorganizada marchó al grito de "Viva Fernando Séptimo! Viva Nuestra Señora de Guadalupe! Mueran los gachupines! Muera el mal gobierno!"
Con esto, el entusiasmo político ha formado una mezcla con la religión que ha producido un fervor vehemente por la sagrada causa de la libertad". Para este momento, el ideólogo Servando Teresa de Mier, después del exilio y prisión de años por sus ideas, va al sur de México para unirse con el Hno. Mason Nicolás Bravo y el Hno. Mason Vicente Guerrero en su lucha contra el emperador.
Y EN LA CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA LOS MASONES SE DIVIDEN.
Lo que sí fue un hecho es que la mayoría de los caudillos más turbulentos durante la Revolución Francesa, la ocupación de España por Napoleón y la Guerra de Independencia de México, fueron masones.
Cuando Agustín de Iturbide logró inesperadamente la independencia de México en 1821, un cisma dividió las Logias escocesas.Los mexicanos abandonaron las logias importadas de España, para afiliarse a las nativas, establecidas por Nicolás Bravo.
En este momento, la masonería mexicana se divide en dos corrientes políticas nunca definidas del todo. Poinsett promueve la creación de logias del rito York, proclives a los intereses estadounidenses, mientras que los masones más conservadores, casi todos pertenecientes al rito escocés, eran encabezados por el médico personal del último virrey, Manuel Codorniu Ferrara, a través de su periódico El Sol.
Así, los masones del rito yorkino darán origen al partido liberal, mientras que a los pertenecientes al rito escocés se les conocerá como “conservadores”, herederos del liberalismo español. Al poco tiempo, los masones que no veían con total simpatía ninguna de las alternativas existentes, optan por una tercera opción, la fundación, en 1825, de un rito de corte nacionalista denominado “Rito Nacional Mexicano”, cuyos integrantes pretendían la creación de un modelo político y de gobierno propio de la idiosincrasia del mexicano.
De cualquier manera, es un hecho que la masonería vino a incidir en los sucesos políticos del país y, muy especialmente, en los estados norteños. Durante 1826, las provincias de Coahuila y Texas dieron mucho de qué hablar no sólo por sus disturbios internos y por la migración texana, sino también por el intento de independentista de la República de Fredonia y por las acaloradas disputas dentro del Senado, cuando se presentó un proyecto de ley para prohibir las logias en todo el territorio nacional.
A partir de la independencia, en 1821, buena parte de los gobernantes de México, hasta 1982, presumiblemente pertenecieron a la masonería. Tanto la logia escocesa como la yorkina comenzarían a contender por el control de la administración gubernamental; y como en ese entonces a nadie se le ocurriría crear un sistema de partidos políticos, los ritos secretos comenzaron a surgir como banderas ideológicas. La guerra se desató a través de panfletos y periódicos, intrigas en el ejército, en las cámaras legislativas, en las corporaciones religiosas y, por supuesto, en las legislaturas de los estados de la recién creada república mexicana. Todos los masones actuaban en la clandestinidad, efectuaban sus reuniones al amparo de la noche y empleaban una escritura cifrada para comunicarse entre ellos, ya que no podían darse a conocer en la sociedad civil.
El único momento en que la masonería mexicana estuvo bajo una sola autoridad fue entre 1890 y 1901, cuando el presidente Porfirio Díaz logra unificar los distintos ritos.
Comments