El poder de la sonrisa

por Arcelia Aviña

Oriente nos enseña que el Universo es uno mismo y que las polaridades como el bien y el ma, el yin y el yang, la noche y el día o la felicidad y la tristeza no deben entenderse como puntos extremos, sino como la cara de una misma moneda. La noche trae el día, al igual que la luna y el sol conviven por unas horas. En muchas ocasiones la felicidad se alcanza después de haber transitado el dolor y de haber vivido experiencias dolorosas que nos han hecho crecer.

Una vida en permanente sonrisa resulta artificial, tarde o temprano la máscara que oculta los problemas caerá, por mucho que lo evitemos, siempre habrá momentos de dolor, la cuestión es poder asumirlos como una prueba de crecimiento y superación en el camino a la felicidad.

La sonrisa es un estado de ánimo, una forma de vivir en tu cuerpo, en tu piel, contigo mismo. Tampoco debemos proyectar nuestra felicidad sobre otro, aunque sea el hijo al que ves crecer. Cada persona debe ser feliz por ella misma y no cargar la responsabilidad sobre otro ser.

El Dhammapada, un texto budista, nos dice: el hombre que obra bien y es feliz cada día va aumentando su dicha siempre y debemos recordar que no hay mejor pertenencia que la salud, ni mayor tesoro que la alegría, ni mejor pariente que un amigo. Ser feliz no es negar la tristeza, sino saber vivir también con ella.

Siempre conviene estar atentos a nuestro estado de ánimo, porque la poderosa ley de atracción no perdona. Si vamos por la vida de mal humor, hastiados y pensando que nada va a salir, atraeremos todo eso. Al contrario, si vamos sintiendo que la vida es un privilegio, felices de poder disfrutarla, vendrán a nosotros cosas muy distintas.

La decisión es nuestra, porque la realidad es la misma, somos m¡nosotros quienes la cambiamos según el prisma con el que la observamos. Hay que ponerse las gafas de la felicidad, no como algo artificial, sino como algo con sentido. Desde la templanza de un estado de ánimo que no se derrumba y cree en las cosas positivas, sabiendo encarar los malos momentos cuando estos llegan, como parte de una unidad que integra dos polaridades.Lo malo es una prueba de transitar para recuperar la felicidad. No hay que perder la esperanza.

Simplemente prueba a ir por la vida con un estado de ánimo positivo y una gran o leve sonrisa.

Fuente: Darshan, Alexis Racionero Ragué, Edit. Kairós 2017