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Foto del escritorMelquizedek

El efecto mariposa

Actualizado: 17 ene 2018

por Sandra Oseguera


“No puedes tocar una flor sin molestar una estrella”, dijo Gregory Bateson, cualquier acción, hasta la más insignificante, tiene consecuencia en todo el Planeta. Estamos interconectados. Hasta la más pequeña de las acciones tiene consecuencias en cadena que modifican la historia de todo el mundo. Veamos un ejemplo.




En la mañana te lavas los dientes y dejas el tubo de la pasta abierta, cosa que tu esposo detesta y ya te pidió mil veces que no lo hagas. Una acción inocente y aparentemente irrelevante, pero…

Cuando tu esposo va al baño, y ve la pasta de dientes apachurrada y sin tapa (cosa que también lo pone furioso), le viene un ataque de nervios y durante el desayuno pelea con tu hijo Pablo, por la cantidad de gel con la que se esculpió el pelo. Pablo queda tan frustrado por el pleito que, camino a su Facultad de Biología en su escúter (sin ponerse el casco para no desarreglarse la bella escultura que ha hecho con su cabello negro) en un crucero no ve un coche y choca, produciéndose un trauma craneano. Un colega de él, Carlos, al día siguiente, va a visitar al amigo accidentado al Hospital central de Guadalajara, donde conoce a Marielena, la sobrina del cirujano, que está haciendo prácticas en el hospital. Los dos se enamoran perdidamente. Después de unos años Carlos y Marielena se casan y se van a Barcelona, donde, gracias a unos conocidos de la familia de ella, Carlos puede entrar a trabajar en un instituto de investigación bacteriológica, después de solo unos meses Carlos se infecta accidentalmente con una bacteria que estaba estudiando y después de un par de semanas muere cubierto de ronchas. En el funeral, Marielena conoce al doctor Smith, un científico americano, que trabaja en el instituto de investigación. Entre los dos nace una simpatía que los llevará, en el lapso de unos años, a casarse, tener dos hijos y a vivir en Boston. El doctor Smith, empujado por la ambición de Marielena, empieza a trabajar con el Ministerio de la Defensa, haciendo una rápida carrera. Pero Marielena, que no es en lo absoluto del tipo tranquilo, se enamora de un tipo kurdo y se va a vivir con él en una comunidad de Costa Rica, llevándose a los güerísimos hijos. El doctor Smith desahoga su dolor y su frustración en el trabajo, aceptando un cargo importante en el Pentágono para elaborar un arma bacteriológica para hipotéticos escenarios de guerra. Con el pasar de los años la herida del abandono de su esposa no se sana; al contrario, el Dr. Smith, que en este tiempo ha pasado a dirigir un sector importante de la CIA desarrolla un carácter sombrío y cruel, que lo lleva a hacerse promotor de un test para experimenta la mortífera bacteria que ha aislado en su laboratorio, sobre una población del tercer mundo. ¿Sobre qué población probar esta nueva arma, cual ocasión mejor para vengarse idealmente de aquel hijo de puta que le había chingado a la esposa? Su propuesta es aceptada sin vacilaciones: el arma bacteriológica será probada sobre el pueblo Kurdo, del cual no hay nadie en el mundo que le importe un carajo. La propuesta es aceptada con entusiasmo. El científico no tiene dudas: Kurdistán. El experimento es exitoso y en las oficinas de esta siniestra sección de los servicios secretos todos pueden festejar lo miles de muertos caídos como moscas por razones aparentemente naturales. Pero los chinos responden a este solapado ataque invadiendo unos territorios neutrales al confín con Afganistán. Los gringos lanzan misiles tierra- aire, por razones tácticas inexplicables, en Argelia. Los chinos lanzan sus misiles aire- tierra, quien sabe por qué en Somalia. Los somalíes que no pueden reaccionar porque tienen solo misiles tierra-tierra, se contentan con agarrar a bastonazos a los etíopes, los etíopes agarran a patadas a los eritreos, y ellos no sabiendo que hacer se desahogan con los animales y los animales para vengarse mean en el agua potable.


OJO: ¡Tú dejas una pinche pasta de dientes abierta en Guadalajara y se desata una guerra en África!


La cosa buena del efecto mariposa es que si funciona por los aspectos negativos de nuestras acciones, obviamente funciona también por los aspectos positivos.


Lo importante es entender que este círculo virtuoso no empieza fuera de ti, sino al contrario, dentro de ti. No empiecen por favor a hacer “buenos”. El mundo está hasta la madre de gente “buena”. El mundo necesita gente verdadera, no “buena”. El mundo necesita un despertar de la conciencia.


A raíz de esto, hacer algo por el mundo se vuelve muy sencillo, empieza por ti mismo y en consecuencia vas a hacer algo por el mundo; sé más amoroso contigo mismo y el mundo se vuelve inmediatamente más amoroso, se mas compasivo, se más respetuoso, más honesto, más leal, etc. ¡así mejora el mundo!


Bibliografía: ¡Me vale madres! Mantras mexicanos para la liberación del espíritu. Prem Dayal.




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