por Arcelia Aviña
Este sabio griego nació en el año 352 a.C., era hijo de un esclavo y, como muchos en su tiempo, acudió a Atenas para entrar en el Liceo de Aristóteles. Su formación fue mayormente autodidacta, era un hombre intuitivo y muy hábil en la oratoria. Su campo de acción se extendió a la política en cuya posición apoyó a los filósofos peripatéticos, también le atrajo la investigación por lo que compiló las fábulas de Esopo y estudió a fondo las obras de Homero. Escribió más de una docena de libros pero sobre todo fue el creador de la biblioteca de Alejandría, la más importante y famosa del mundo antiguo.
Entró a gobernar a su ciudad Atenas cuando esta se encontraba en un caos total y estuvo en este puesto durante 10 años (del 317 al 307 a.c.) Gobernó sabiamente y se hizo famoso porque redactó leyes que fueron establecidas como medidas constitucionales y fiscales, así mismo realizó el primer censo de la ciudad que tenía 21 mil ciudadanos, 10 metecos y 400 mil esclavos, además acogió a los poetas, filósofos y dramaturgos que llegaban a la ciudad, todo esto hizo que disparara su popularidad y en su honor fueron erigidas unas 300 estatuas, mismas que tras su caída política en el año 307 fueron derribadas y convertidas en urinarios públicos, al tiempo que se tomaron medidas para eliminar su nombre de todo tipo de registros.
Expulsado del gobierno de Atenas, se refugió en la corte de Ptolomeo I, en Egipto, siendo el primer bibliotecario de Alejandría en el año 297 a.C.. Creó la ciencia biblioteconómica, mezclando la tradición oriental, más atenta a aspectos formales, y la tradición occidental, cuyo fundamento era la organización: recogía el modo de hacer las cosas de la biblioteca de la Académia de Platón y del Liceo de Aristóteles, cuyo propósito era convertirse en memoria del mundo, reuniendo todos los rollos o libros del saber humano.
La tarea exigía el aporte de grandes sumas de dinero, además decretó que cuantos barcos atracaran al puerto, tenían que donar los libros que llevasen para ser copiados, siéndoles devuelto no el original, sino la copia de ellos, una vez finalizada la duplicación y debiendo ser los jueces bibliotecarios los únicos autorizados para decidir qué autores podían ser considerados como dignos de ser estudiados, reelaborando así las obras pertinentes de acuerdo con criterios filológicos. También cambió el orden cronológico de a biblioteca por el alfabético.
Los rollos se alojaban en cajas o cestos de mimbre, colocados en estantes y se les colgaba una tableta de arcilla llamado colofón donde se leía el título y la descripción sucinta alusiva.
Ayudó a Ptolomeo I en la redacción de reglamentos y leyes e incluso le dedicó un libro sobre el arte de la política, aconsejó al rey de la importancia de que adquiriera y leyera cuantos libros se hubieran escrito sobre la institución monárquica con estas sabias palabras: "Hazlo así mi señor, porque aquello que los amigos no se atrevan a decirte, escrito lo hallarás en los libros". También convenció al rey de crear un Museo (Serapeum) y poco a poco fue elenizando al país, al tiempo que el prestigio de Ptolomeo iba subiendo.
Se propuso alcanzar la cifra de medio millón de ejemplares y además consiguió dotar al Serapeum de más de 40 mil rollos; hizo la traducción de todos estos al griego. En ese momento Alejandría era el ombligo del mundo cultural y su sociedad también era multicultural.
Sin su labore el posterior bibliotecario alejandrino, Calímaco de Cirene, no hubiera podido confeccionar los Pinakes (120 libros dedicados a catalogar autores y obras de la biblioteca). En el año 270 a.C. Demetrio caería nuevamente en desgracia con PtolomeoII que le echó de Alejandría y murió en el año 285 a.C. a los 67 años de edad, picado por una serpiente, y fue enterrado en el Alto Egipto cerca de Dendera.
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