por Liss González
Criticar la religión: la religión no es la culpable de los males que aquejan al mundo, los fanáticos religiosos sí. La iniciación y la religión comparten muchas cosas aunque vivan en mundos separados, creemos en Dios, dedicamos nuestras obras al creador, tratamos de vivir vidas decorosas para ser dignos de estar en su presencia, somos instituciones altamente espirituales.
Molestarse si no hay ayuda de parte de un hermano: Sabemos que la iniciación nos enseña a ayudar a nuestros hermanos cuando así lo necesiten, sin embargo también nos enseña a que hagamos lo POSIBLE, lo que esté a NUESTRO ALCANCE pudiendo explicar hasta dónde llegan nuestros alcances como hermanos y como personas, recordar que nadie está obligado a lo imposible.
Abusar de la condición para pedir favores: Es muy desagradable ver a personas que se dicen iniciados y que piden trabajo a todo hermano que conocen como si fuera obligación de ellos. La verdad es que ese tipo de personas sólo hacen que el objetivo se demerite, jamás desarrollarán grandes cambios en la sociedad, más bien se podrían parasitar en la sociedad, creando así más vividores del sistema.
Venderse como gran gestora de cambios sociales: la iniciación ha albergado a grandes próceres que han impulsado los enormes cambios sociales, pero no lo han hecho porque se les haya ordenado o sugerido, lo hicieron porque eran grandes seres humanos, mejor impulsemos el trabajo en nuestra sociedad para que todos ayudemos a cambiar el mundo para las futuras generaciones, de nada sirve vivir en el pasado.
Criticar a otras escuelas. No importa si se es regular o irregular, hombre o mujer, blanco o negro. Los conflictos entre asociaciones en el mundo existen desde tiempo atrás. La verdad es que todos pertenecemos a la misma institución, la diferencia estriba en la forma de organización que cada una de las manifestaciones. Sin embargo hace falta tener el suficiente criterio y la apertura de mente para comprender y respetar a todas las manifestaciones iniciaticas que hay, recordemos que la libertad de pensamiento es una de las pautas que debe definir al iniciado, sin importar el tipo de escuela en la que trabaje.
Creer que somos mejores que los profanos: La palabra Profano no es un peyorativo, es una manera para describir a quien está frente al templo). Sin embargo, he escuchado infinidad de personas que dicen "los profanos esto" "los profanos aquello" como si se tratara de una clase inferior de ser humano. Las personas que no son iniciados no son peores que nosotros ni nosotros somos mejores que ellos, si a caso somos más conscientes de nuestros deberes éticos y morales (en el mejor de los casos). No caigamos en banalidades como sentirnos seres iluminados o superiores, simplemente somos iniciados, gente común y corriente que se enfrenta al mundo con los mismos derechos y obligaciones. Tal vez lo único que nos hace diferentes es que tenemos mucho trabajo por hacer en nosotros mismos y con la sociedad para intentar hacer de este un mejor lugar para vivir.
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