“Conocerte a ti mismo” significa realmente ir más allá de la falsa identidad o ego y recordar quién eres en verdad. Entonces pones fin a todo miedo o duda y puedes asegurar. YO SOY el camino, la verdad y la vida.
Para declarar esta bella sentencia sin auto-engaños, debemos estar seguros que la vivenciamos desde nuestro Ser (o CristoInterior) y no que algún reducto del ego es quien se atreve a pronunciarla. Para ello, veamos algunas diferencias entre la consciencia del ego (o “yo”) y la de nuestro Ser Interior:
· En el Ser no pretendemos nada; nos domina una paz profunda o ausencia de cualquier tipo de deseo o inquietud. El ego nunca está conforme con lo que es, tal como es. Es dominado por sus deseos visibles u ocultos hasta para sí mismo.
· En el Ser estamos alegres en toda circunstancia, incluso si es dolorosa. El ego sufre por todo… incluso porque sufre.
· En el Ser sentimos profunda gratitud continua por todo, sin necesidad que medien motivos.
· El ego puede agradecer externamente por educación o conveniencia, pero no lo siente en lo hondo.
· El ego actúa (o deja de actuar) de acuerdo a lo que ha aprendido del ejemplo de los demás, de las costumbres, ritos, hábitos, estudios académicos o empíricos, creencias, etc. Planifica.
· En el Ser simplemente actuamos espontáneamente ante cada circunstancia que se presenta.
· El ego es impulsivo y reactivo por lo que está sujeto al ciclo maniaco-depresivo: tensión o estrés->cansancio o extenuación->depresión->impulso o reacción->estrés. En el ser actuamos muy activamente cuando es necesario, manteniendo una profunda relajación (o tensión según se requiera), pero no hay reacciones impulsivas que provoquen el ciclo mencionado.
· El ego aparenta tranquilidad cuando “así conviene”, pero hay zozobra interior. En el Ser estamos realmente serenos… siempre (aunque estemos en medio de una actividad vertiginosa).
· El ego requiere motivación o busca beneficios para actuar. En el Ser no buscamos ni necesitamos motivos para actuar o dejar de hacerlo.
· En el Ser vivimos de momento en momento, conscientes del instante eterno que es Ahora. Nos ocupamos en vez de preocuparnos. El ego sueña en el tiempo, clasifica todo suceso en pasado, presente y futuro. Hay resentimiento o nostalgia (por el pasado) y preocupación (por el futuro), lo que genera un diálogo mental continuo, desgastante, compulsivo, obsesivo e involuntario.
· En el Ser nos sentimos completos. Ya estamos realizados; no hay nada que lograr para ser.
· El ego necesita completarse, siente que si obtiene esto o aquello estará mejor o se sentirá realizado.
· El ego vive aparentando, incluso auto-engañándose hasta caer en la mitomanía. En el Ser no hay necesidad de aparentar nada ante nadie y mucho menos ante uno mismo.
· El ego puede ser muy bueno o muy malo consigo mismo o con “los demás”. En el Ser los conceptos de bien y mal carecen de significado.
· En su intento por mejorar la vida, el ego genera fricción y desgaste consigo mismo y “los demás”. Esto es causa de enfermedades, la vejez y la muerte. Cuando nos ubicamos en la consciencia de sólo Ser, todo es perfecto tal como es. Fluimos con el ritmo natural de la vida libre en su movimiento.
· Todo es novedoso para nuestro Ser, hasta las tareas rutinarias repetidas por años y años. El ego termina aburriéndose con todo, hasta con lo que más adoraba o deseaba antes.
· El Ser comprende al Ser y al ego. No juzga nada, es sensible y atento con su forma individual y con el resto de las formas que componen el Todo que se le presentan. El ego no se comprende ni a sí mismo. Se juzga, se condena, se castiga y también a “los demás”. Es insensible e inatento.
· Miedo, ira, tristeza son padecimientos emocionales del ego. Y en su infructuoso intento por evitarlos condiciona sus relaciones con “los demás” y hasta consigo mismo. Cuando en realidad ya somos amor, paz y alegría. Sólo hay que darnos cuenta de ello para permitirnos dar y recibir Amor Incondicional sin ningún esfuerzo.
· Pérdidas y ganancias pertenecen al mundo psicológico del ego. La ley de acción y consecuencia (karma) rige los quehaceres del ego en el tiempo. Al simplemente Ser, nada hay que perder o ganar, nuestra experiencia ya es un triunfo continuo como sea que venga (nos guía el Dharma). Fuera del tiempo (en el Ser) toda acción es comprendida y ejecutada instantáneamente como no-acción o no-hacer.
· La intuición o corazonadas (también llamadas “la voz del silencio” porque no hay pensamientos) nos rigen permanentemente cuando simplemente somos. Así nunca hay error, sólo certezas.
·La razón o lógica es casi la única herramienta que conoce y utiliza el ego, sumergiéndose en el tremendo batallar de las antítesis y confusión. De ahí al error casi contínuo. Y cuando llega a hacer uso de la intuición lo hace para sus fines egoístas, por lo que al final falla también.
· La consciencia está despierta en el Ser. La atención plena (la aceptación de lo que es tal como es) es natural cuando simplemente somos sin pretender o desear nada. Estamos plenamente presentes. Y profundamente dormida en el ego, es decir: cuando deseamos esto o aquello, cuando no aceptamos lo que es, tal como es y pretendemos que sea diferente. Estamos completamente ausentes.
· Al no existir deseo, comprendemos nuestra inherente Libertad y Responsabilidad al simplemente Ser. El ego no puede ser libre ni responsable en medio de sus deseos continuos de protección, que lo hacen insensible ante sí mismo y ante “los demás”.
· Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera, como es Dios yo soy. Todo tiene su dualidad u opuesto complementario: luz-oscuridad, frío-caliente, bien-mal, masculino-femenino, Ying-Yang, El todo y la nada. El ego y el Ser.
· ¿Arriba y abajo? ¿Dentro y fuera? ¿Dios y “yo”?. Hay un sólo Ser sin fronteras ni límites. Es Todo y Nada a la vez. Los opuestos existen y a la vez no (por ej.: No hay ego y Ser sino sólo una transformación de la Consciencia -y la percepción- en un sentido u otro). La división entre lo relativo y lo absoluto es la última ilusión que se funde en la totalidad.
Gracioso es hacer una lista como esta, pues sólo es necesaria para que el ego reconozca y acepte las limitaciones de su falsa identidad. Para que acepte renunciar a sí mismo y permitir así que despierte la consciencia del Ser.
Sólo se requiere para que la falsa idea de sí mismo se transforme en el real recuerdo de sí (de Ser), es decir: para auto-reconocernos como lo que realmente somos. Y es que una vez que hemos despertado, la lista es innecesaria.
Tomado de: 4aguila | blog de Rafael Nahui Cuauhtli
Ocelotl –> Cuauhtli .·
https://www.diariomasonico.com/cultura/filosofia/conocete-a-ti-mismo-diferencias-entre-ego-y-ser
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